lunes, 18 de septiembre de 2017

Asfixia Espiritual


El 22 de Junio del 2017, en la capital del Perú, Lima. En una de las galerías comerciales de artículos de ferretería más concurridas, aconteció una tragedia que quedará marcada en la historia y en la mente de los limeños. Dos jóvenes obreros murieron de la manera más trágica, mientras trabajaban “encerrados” en un conteiner.
Todo empezó con alguien que manipulaba fuego junto a una sustancia inflamable. Esto luego provocó un incendio incontrolable que ha dejado muchos heridos por asfixia, personas con quemaduras de tercer grado y la trágica muerte.

Durante casi un mes, los noticieros pasaban una y otra vez, las imágenes de los jóvenes fallecidos en el conteiner. En los reportajes se ve su accionar desesperado por la falta oxígeno, utilizando varios artículos que tenían a mano para ayudarse a seguir viviendo.

Las imágenes son muy desgarradoras y conmovían a quien las veía. Ver a los jóvenes extendiendo los brazos por una rendija del lugar en señal de auxilio y respirando por tuberías de pvc que tenían a la mano, era algo doloroso.

En la actualidad cristiana pasa algo muy similar. Muchos “creyentes”, son “asfixiados” por el mundo y sus placeres. El “maligno” está atacando con mucha más intensidad en este tiempo moderno.

Día a día luchamos con la inmoralidad que se vive entre la juventud. En este siglo presente, no hay punto de comparación entre jóvenes varones y mujeres, en ambos casos los actos sexuales se viven por igual.

El mal de la aceptación del matrimonio entre personas del mismo juega en contra del trabajo de los pastores y líderes de jóvenes y adolescentes e incluso entre los niños, donde se lucha con las preguntas e interrogantes de estos, referente a este gran mal moral de la sociedad.
Las marchas, mal llamadas de “igualdad de género”, son verdaderos desfiles de inmoralidad y libertinaje sexual, que corrompen la mentalidad de todo el que ve tales acciones.

Sumado a esto, se encuentra el enfriamiento de los jóvenes debido al mal uso de las redes sociales. Muchos se pasan horas en las diferentes plataformas, conversando, debatiendo, publicando fotos, interactuando con personas de todo el mundo, más espiritualmente dejando de interactuar con Dios y su palabra.
Todo esto, sumado a la falta de prácticas espirituales, genera ASFIXIA ESPIRITUAL.

La asfixia es la suspensión de la respiración y de las funciones vitales del ser humano, generado por la falta de oxígeno o por la sensación de agobio producida por excesivo calor o por enrarecimiento del aire. La asfixia también se produce debido a la contaminación del aíre, ya que algunos elementos contaminantes se encuentran en el aíre.

No solo los jóvenes están expuestos a la asfixia debido a la inmoralidad latente día a día, también lo estamos los padres, que luchamos contra toda esta cadena de acontecimientos inmorales que crecen con el pasar de los días.

En la iglesia, el liderazgo está expuesto también a la asfixia, debido a la cantidad de actividades que se realizan. Y más aún, cuando en muchas actividades no dan prioridad a las prácticas espirituales.

Las familias no están exceptas de estar asfixiándose, ya que el ritmo cotidiano va también en aumento. Los padres se dedican al trabajo, los hijos estudian y los horarios se cruzan a tal grado de resumirse sus reuniones a un corto almuerzo y/o una cena a prisa para luego centrarse en el descanso y volver a empezar.

En la historia bíblica, los creyentes no fueron ajenos a la asfixia, ellos también sufrieron males morales que llevaron a la iglesia a un decaimiento espiritual. El salmista nos aconseja: “Confiad en Él en todo tiempo, oh pueblo; derramad vuestro corazón delante de Él; Dios es nuestro refugio.” Salmos 62:8.
Para cualquier tiempo, la oración y la fe son valiosas herramientas que nos ayudarán a afrontar y superar cualquier tipo de asfixia. Y para reforzar nuestra fe y acompañar nuestra oración, no debe faltar la Palabra de Dios; “¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra” Salmos 119:9.

Si día a día como jóvenes y/o adolescentes, como padres y como familia, nos concentraríamos en la lectura, la oración y en el reforzamiento de nuestra fe, entonces fortaleceremos nuestra sociedad y bendeciremos nuestra nación. NADIE más debería padecer de asfixia, ya que nuestra vida sería como el filtro de aíre, que Dios usará para desintoxicar la sociedad y nuestros hogares.

Es nuestra responsabilidad como creyentes y como “hijos de luz”, llevar a todo lugar el mensaje de redención y salvación.

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