El
22 de Junio del 2017, en la capital del Perú, Lima. En una de las galerías comerciales de
artículos de ferretería más concurridas, aconteció una tragedia que quedará
marcada en la historia y en la mente de los limeños. Dos jóvenes obreros
murieron de la manera más trágica, mientras trabajaban “encerrados” en un conteiner.
Todo empezó con alguien que manipulaba fuego junto a una sustancia inflamable. Esto luego provocó un incendio incontrolable que ha dejado muchos heridos por asfixia, personas con quemaduras de tercer grado y la trágica muerte.
Todo empezó con alguien que manipulaba fuego junto a una sustancia inflamable. Esto luego provocó un incendio incontrolable que ha dejado muchos heridos por asfixia, personas con quemaduras de tercer grado y la trágica muerte.
Durante casi un mes, los noticieros pasaban una y otra vez, las imágenes de los jóvenes fallecidos en el conteiner. En los reportajes se ve su accionar desesperado por la falta oxígeno, utilizando varios artículos que tenían a mano para ayudarse a seguir viviendo.
Las
imágenes son muy desgarradoras y conmovían a quien las veía. Ver a los jóvenes
extendiendo los brazos por una rendija del lugar en señal de auxilio y
respirando por tuberías de pvc que tenían a la mano, era algo doloroso.
En
la actualidad cristiana pasa algo muy similar. Muchos “creyentes”, son “asfixiados”
por el mundo y sus placeres. El “maligno” está atacando con mucha más intensidad
en este tiempo moderno.
Día
a día luchamos con la inmoralidad que se vive entre la juventud. En este siglo
presente, no hay punto de comparación entre jóvenes varones y mujeres, en ambos
casos los actos sexuales se viven por igual.
El
mal de la aceptación del matrimonio entre personas del mismo juega en contra
del trabajo de los pastores y líderes de jóvenes y adolescentes e incluso entre
los niños, donde se lucha con las preguntas e interrogantes de estos, referente
a este gran mal moral de la sociedad.
Las
marchas, mal llamadas de “igualdad de
género”, son verdaderos desfiles de inmoralidad y libertinaje sexual, que
corrompen la mentalidad de todo el que ve tales acciones.
Sumado
a esto, se encuentra el enfriamiento de los jóvenes debido al mal uso de las
redes sociales. Muchos se pasan horas en las diferentes plataformas,
conversando, debatiendo, publicando fotos, interactuando con personas de todo
el mundo, más espiritualmente dejando de
interactuar con Dios y su palabra.
Todo
esto, sumado a la falta de prácticas espirituales, genera ASFIXIA ESPIRITUAL.La asfixia es la suspensión de la respiración y de las funciones vitales del ser humano, generado por la falta de oxígeno o por la sensación de agobio producida por excesivo calor o por enrarecimiento del aire. La asfixia también se produce debido a la contaminación del aíre, ya que algunos elementos contaminantes se encuentran en el aíre.
No
solo los jóvenes están expuestos a la asfixia
debido a la inmoralidad latente día a día, también lo estamos los padres, que
luchamos contra toda esta cadena de acontecimientos inmorales que crecen con el
pasar de los días.
En la iglesia, el liderazgo está expuesto también a la asfixia, debido a la cantidad de actividades que se realizan. Y más aún, cuando en muchas actividades no dan prioridad a las prácticas espirituales.
En la iglesia, el liderazgo está expuesto también a la asfixia, debido a la cantidad de actividades que se realizan. Y más aún, cuando en muchas actividades no dan prioridad a las prácticas espirituales.
Las
familias no están exceptas de estar asfixiándose, ya que el ritmo
cotidiano va también en aumento. Los padres se dedican al trabajo, los hijos
estudian y los horarios se cruzan a tal grado de resumirse sus reuniones a un
corto almuerzo y/o una cena a prisa para luego centrarse en el descanso y
volver a empezar.
En
la historia bíblica, los creyentes no fueron ajenos a la asfixia, ellos también sufrieron males morales que llevaron a la
iglesia a un decaimiento espiritual. El salmista nos aconseja: “Confiad
en Él en todo tiempo, oh pueblo; derramad vuestro corazón delante de Él; Dios
es nuestro refugio.” Salmos 62:8.
Para
cualquier tiempo, la oración y la fe son valiosas
herramientas que nos ayudarán a afrontar y superar cualquier tipo de asfixia. Y para reforzar nuestra fe y acompañar
nuestra oración, no debe faltar la Palabra de Dios; “¿Cómo puede el joven guardar
puro su camino? Guardando tu palabra” Salmos 119:9.
Si
día a día como jóvenes y/o adolescentes, como padres y como familia, nos concentraríamos
en la lectura, la oración y en el reforzamiento de nuestra fe, entonces
fortaleceremos nuestra sociedad y bendeciremos nuestra nación. NADIE más
debería padecer de asfixia, ya que nuestra vida sería como el filtro de aíre,
que Dios usará para desintoxicar la sociedad y nuestros hogares.
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