jueves, 29 de junio de 2017

¿Quién dices que soy?

Lectura Bíblica: Mateo 16:13-17

Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
—¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?  
Le respondieron:   
—Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas. 
—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? 
—Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro. 
— Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo.  
Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. 

Esta pregunta, hecha por Jesús cuando estaba en la tierra, es a la vez simple, directa y esencial, pero esta simple pregunta envuelve toda la vida cristiana.

En esa época las respuestas variaban. Hoy en día cada uno adopta la opinión que mejor le conviene o la que decimos por salir del paso. La personalidad de Jesús da mucho que hablar. 

Para unos, Jesús es un filántropo. Para otros, es el fundador de la religión cristiana; para muchos es un profeta entre tantos otros. Otros dicen que fué el mejor líder de todos los tiempos y solo eso, otros dicen que fué un revolucionario, etc.

Pero después, Jesús hizo una pregunta mucho más personal: “Y vosotros, ¿quién dicen que soy yo?”. Esto se dirige a cada uno. Poco importa la respuesta intelectual que puedas dar. Lo que cuenta es lo que Jesús representa para ti y el lugar que tiene en tu vida. 

En el texto citado, Pedro, declara: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Dios el Padre había abierto sus ojos para que reconociera en Jesucristo a Aquel que Él había enviado para satisfacer todas las necesidades del hombre pecador. 

En otro evangelio, Juan el Bautista exclama: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). ¿Cree usted que Jesús es su Salvador personal, que sus pecados han sido borrados por su sangre vertida en la cruz? 

Esta pregunta es esencial, porque de la respuesta que usted dé, dependen su salvación eterna y su situación con respecto a Dios, ante quien tarde o temprano tendrá que presentarse.

 Dios te pregunta: “Y tú, ¿quién dices que soy yo?”

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